Como hijos obedientes, no os
conforméis a los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia; sino,
como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra
manera de vivir (1 Pedro 1:14,15).
¿Qué es lo que Dios exige? Perfección, y nada menos que perfección. Pero, si fuéramos perfectos, no deberíamos
confiar en nosotros mismos. Diariamente
tenemos que entender y recordar que no podemos apoyamos en el yo. Necesitamos aferramos a las promesas de Dios
con una fe vigorosa. Con una cabal
comprensión de nuestra impotencia debemos pedir el Espíritu Santo. Entonces, cuando el Espíritu actúe no nos
atribuyamos la gloria a nosotros mismos. Este Agente divino gratuitamente cuidará de nuestro corazón con el fin
de exponerlo a los brillantes rayos del Sol de Justicia. Por intermedio de la fe seremos guardados por
el poder de Dios.
Cuando estemos diariamente bajo
el control de su Espíritu, seremos el pueblo que guarda los mandamientos. Podremos mostrar al mundo que la obediencia a
las órdenes divinas tiene su recompensa ahora, y en la bendita vida
futura. A pesar de nuestra profesión de
fe, el Señor, que pesa nuestras acciones, nos ve como una imperfecta
representación de Cristo. Nos dice que
semejante situación no nos permite glorificarlo a él.
Entregar todo el ser a Dios es
más que un simple compromiso. Significa
que debemos vivir y andar por la fe, sin ánimo de confiar ni de glorificar nuestro
propio yo, sino mirando a Jesús, nuestro Abogado, Autor y Consumador de la
fe. El Espíritu Santo desea obrar en el
corazón del contrito, pero nunca podrá hacer algo en los que se consideran
importantes y justos. En su propia
sabiduría piensan que podrían reformarse a sí mismos. El Espíritu de Dios puede obrar únicamente si
el yo no se interpone.
¿En qué reside nuestra
dependencia? ¿Dónde está nuestra ayuda? La Palabra de Dios nos dice: "Más el Consolador, el Espíritu Santo,
a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os
recordará todo lo que yo os he dicho" (Juan 14: 26). El Espíritu Santo está listo para cooperar
con el que está dispuesto a recibirlo y a ser enseñado por él. Todo los que se apoyan en la verdad y son santificados
por intermedio de ella, están unidos a Cristo y en condiciones de representarlo
en palabra y acción.- Manuscript Releases, t. 12, pp. 52, 53. 96
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