Y llamando Jesús a un niño, lo puso en medio de ellos,
y dijo: De cierto os digo, que si no os volvéis y os hacéis como niños, no
entraréis en el reino de los cielos. Así que, cualquiera que se humille como
este niño, ése es el mayor en el reino de los cielos. Y cualquiera que reciba en mi nombre a un
niño cómo este, a mí me recibe. Y cualquiera que haga tropezar a alguno de
estos pequeños que creen en mí, mejor le fuera que se le colgase al cuello una
piedra de molino de asno, y que se le hundiese en lo profundo del mar. (Mateo
18: 2-6).
¡Oh, si queremos aprender de Jesús necesitamos lograr
una clara percepción acerca de lo que debe ser hecho! Los manantiales de paz y gozo celestial
abiertos en la mente del maestro por las mágicas palabras de la inspiración,
llegarán a ser un poderoso río de influencia para bendecir a todos los que se
relacionen con Dios. No piensen que la
Biblia puede ser un libro tedioso para los niños. Orientados por un instructor que sea sabio,
la obra será más y más deseable. Será
para ellos el Pan de Vida que nunca se pone añejo. Hay en las Escrituras una frescura y belleza
que atrae y encanta a los niños y jóvenes.
Es semejante a los rayos del sol que, al brillar, además de iluminar
también calientan la tierra sin agotarse.
Gracias a las lecciones que contienen las historias y las doctrinas de
la Biblia, los niños y jóvenes pueden aprender que todos los otros libros son
inferiores a éste. Encontrarán en ellas
una fuente de gracia y de amor.
El santo y educador Espíritu de Dios está en su
Palabra. Una luz, una nueva y preciosa
luz resplandece en cada página. La
verdad es revelada allí, y en ella las palabras y expresiones brillan en forma
apropiada para cada ocasión, como si la voz de Dios hablara al creyente.
Necesitamos reconocer al Espíritu Santo como nuestro
iluminador. Al Espíritu le encanta
dirigirse a los niños para ayudarlos a descubrir la hermosura de los tesoros de
la Palabra de Dios. Las promesas hechas
por el gran Maestro cautivarán sus sentidos, y el divino poder espiritual
animará a los niños. Entonces crecerán y
fructificarán al familiarizarse con los temas celestiales, que serán como una
barricada contra las tentaciones del enemigo.- General Conference Bulletin, 1º
de abril de 1898. 144
AUDIO. https://youtube.com/playlist?list=PLvgp0opDuRFzYiJ_3Qer1djKIxMXbo7sk
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