Pedid, y se os dará; buscad, y
hallareis; llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide recibe, recibe; y
el que busca, halla; y al que llama se le abrirá. (Mateo 7: 7, 8).
Vengan, busquen y encuentren. El depósito de poder está
abierto, lleno y es gratuito. Vengan con humildad de corazón, no pensando que
necesitan hacer algo bueno para merecer el favor de Dios, o que tienen que
mejorar antes de venir a Jesús. Es imposible que alguien haga una obra para
superar su propia condición pecaminosa.
Como usted es pecador, acuda a Cristo con convicción y fe. Jesús dijo:
"Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores, al
arrepentimiento" (Mat. 9: 13). Acérquese a Dios y él se aproximará a usted. Pida, busque, llame
y crea que gracias a Jesús será aceptado. Confíe en que él hará por usted lo
que nunca podrá hacer por sí mismo...
Jesús es nuestro sacrificio
expiatorio. No podemos realizar nada para expurgar nuestras faltas; sin
embargo, por la fe podemos aceptar la expiación que hizo en nuestro favor.
"Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por
los injustos, para llevarnos a Dios"
(1Ped.3:18). "Sabiendo que fuisteis rescatados... no con cosas corruptibles... sino con la
sangre preciosa de Cristo, como la de un cordero sin mancha y sin
contaminación (1 Ped. 1: 18). "La sangre de Jesucristo nos limpia de todo
pecado" (1 Juan 1:7). Es en virtud de esa sangre como el creyente agobiado
por el pecado puede ver restaurada su pureza. Cuando presente sus peticiones a
Dios, el Espíritu Santo le concederá las fieles promesas que él nos ha hecho.
En momentos de perplejidad, cuando Satanás sugiera pensamientos de duda y desánimo, el Espíritu del señor levantará las fieles promesas de Cristo como bandera contra el enemigo, y los brillantes rayos del Sol de Justicia iluminaran la vida del creyente.
Cuando Satanás pretenda agobiarlo con la desesperación, el Espíritu Santo le hará recordar la intercesión que el Salvador hizo por usted. Cristo es la Fragancia, el santo Incienso, que hace que el Padre acepte nuestras peticiones. Cuando la luz de la justicia de Cristo sea plenamente comprendida y aceptada, el amor, la alegría, la paz y un espíritu de gratitud inexpresable llenará todo nuestro ser. Entonces, la expresión del que sea bendecido por él será: "Tu benignidad me ha engrandecido "(Sal. 18:35).-Signs of the Times, 22 de agosto de 1892. 136
AUDIO. https://youtube.com/playlist?list=PLvgp0opDuRFzYiJ_3Qer1djKIxMXbo7sk
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