Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino. (Salmos 119:
105).
La santificación no es un vuelo feliz de los sentimientos. Tampoco es la
obra de un instante, sino de toda una vida. Si alguien pretende que el Señor lo
santificó, la prueba de esta aserción deberá estar en los frutos que esa
experiencia produce: humildad, paciencia, resignación, veracidad y amor. Si la
bendición que recibieron los: que dicen que son santos los lleva a confiar en
una determinada emoción y afirman que no es necesario investigar las Escrituras
para conocer la verdad revelada de Dios, entonces la supuesta bendición es una
impostura, porque lleva al que tiene este espíritu a darle valor a sus propias
fantasías y ambiciones no santificadas, y a cerrar los oídos a la voz de Dios
que está en su Palabra.
Los que dicen haber recibido manifestaciones especiales del Espíritu y
piensan que sus pecados han sido perdonados, ¿por qué llegan a la conclusión de
que pueden dejar la Biblia de lado y de allí en adelante comenzar a caminar
solos? Cuando preguntamos a los que pretenden haber sido objeto de una
santificación instantánea si están escudriñando las Escrituras como Jesús dice
que lo hagan, para certificar si existe alguna verdad adicional que necesitan
aceptar, ellos responden: "Podemos dejar la Biblia de lado, porque Dios
nos la comunica directamente mediante una manifestación especial de su
revelación".
Hay centenares que están siendo engañados por privilegiar las emociones en
lugar de la Palabra de Dios. No
construyen sobre el único y seguro fundamento que es la Palabra de Dios. Una
religión que está destinada a criaturas inteligentes producirá en el corazón
evidencias genuinas y observables en el carácter. La gracia de Cristo se manifestará en la
conducta diaria. A los que dicen haber sido santificados podemos preguntarles:
¿En qué aspectos de su vida aparecen los frutos del Espíritu? ¿Tiene la
humildad y mansedumbre de Cristo? ¿Revela este hecho que está aprendiendo
diariamente en la escuela de Cristo, moldeando su vida de acuerdo con la vida
libre de egoísmo de Jesús?
El mejor argumento que el creyente puede presentar con respecto a su
relación con Dios, es la fidelidad en la observancia de los mandamientos. La
mayor prueba de nuestra fe en Cristo es reemplazar la dependencia del yo por la
confianza en él, y la única prueba para demostrar nuestra permanencia en Cristo
consiste en reflejar su imagen... En la medida en que lo hagamos daremos
evidencias de que hemos sido santificados por la verdad, porque la verdad
estará ejemplificada en nuestra vida diaria. Signs of the Times, 28 de febrero
de 1895. 124
AUDIO. https://youtube.com/playlist?list=PLvgp0opDuRFw6vQ5YVlIonyXAPELBB7Zt
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