Pero el hombre natural no percibe
las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las
puede entender, porque se han de discernir espiritualmente. (1 Corintios 2:
14).
Las joyas de la verdad que habían
permanecido esparcidas sobre el campo de la revelación, desgraciadamente fueron
sepultadas por los dichos y mandamientos de las tradiciones humanas, a tal
punto que la sabiduría celestial quedó prácticamente olvidada. Satanás ha tenido éxito en hacer creer que
los hombres han conseguido grandes logros. El Señor Dios, Creador de todo, dio
el evangelio al mundo a un costo infinito. Por este intermedio, el gozo y el
manantial refrescante del alivio que imparte consuelo permanente, fue abierto
para todos los que acuden a la fuente de la vida. Todavía hay filones de la
verdad que están para ser descubiertos, sólo que los asuntos espirituales deben
discernirse espiritualmente.
Las mentes entenebrecidas con el
mal no pueden apreciar el valor de la verdad que está en Jesús. Cuando el hombre acaricia la iniquidad, no
siente la necesidad de realizar diligentes esfuerzos con oración y reflexión
para poder entender lo que necesita saber, a fin de no perder el cielo. Por
tanto tiempo ha permanecido bajo las sombras del enemigo, que su concepción de
la verdad se asemeja a la observación de un objeto visto a través de un vidrio
ahumado e imperfecto. Por eso lo ve todo obscuro y pervertido. La visión
espiritual es falible y no confiable para los que tratan de ver en medio de la
penumbra por haber dado las espaldas a la luz.
Sin embargo, los que creen en
Jesús, deben avanzar constantemente en pos de la luz. Tienen que orar
diariamente para recibir la luz que mana del Espíritu Santo, para que ella
brille sobre las páginas del Libro sagrado, a fin de que puedan comprender las
cosas que pertenecen al Espíritu divino. Necesitamos confiar sin reservas en la
Palabra de Dios. De otra manera estaremos perdidos. Las palabras de los
hombres, por importantes que parezcan, no tienen el poder de hacernos perfectos
ni habilitarnos para toda buena obra.
"Que Dios os haya escogido
desde el principio para salvación, mediante la santificación por el Espíritu y
la fe en la verdad" (2 Tes. 2: 13).
Este texto revela los dos agentes que se unen para salvar al hombre: La
influencia divina y la poderosa fe viviente que poseen los que siguen a
Cristo. Mediante la santificación por el
Espíritu y el creer en la verdad, llegaremos a ser colaboradores de Dios.-
Review and Herald, 1º de diciembre de 1891. 107
AUDIO. https://youtube.com/playlist?list=PLvgp0opDuRFw6vQ5YVlIonyXAPELBB7Zt
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