Porque, ¿Quién de los hombres
sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios,
sino el Espíritu de Dios. (1 Corintios 2: 11).
La revelación no es creación o invención de algo nuevo, sino la manifestación de lo que era antes de ser dado a conocer, lo cual escapaba al conocimiento de los seres humanos. Las grandes verdades eternas contenidas en el evangelio fueron reveladas mediante un estudio diligente realizado con mucha humildad delante de Dios. El divino Maestro conduce la mente de los buscadores de la verdad para que lleguen a conocerla mediante la orientación del Espíritu Santo. No existe una manera más apropiada y eficaz que la de ser guiados de este modo.
La promesa del Salvador fue: "Pero
cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad" (Juan
16: 13). Sólo cuando el Espíritu Santo nos sea impartido llegaremos a
comprender la Palabra de Dios.
El salmista escribió: "¿Con
qué limpiará el joven su camino? Con
guardar tu palabra. Con todo mi corazón
te he buscado; no me dejes desviarme de tus mandamientos... Abre mis ojos y
miraré las maravillas de tu ley" (Sal. 119: 9, 10, 18).
Somos instados a buscar la verdad
como un tesoro escondido. El Señor abre la comprensión del explorador para que
cada vez haga nuevos descubrimientos, ya que el Espíritu lo capacita para que
se apropie de la revelación. En esto estaba pensando el salmista cuando imploró
para que sus ojos fueran abiertos a fin de poder descubrir las maravillas que
encierra la ley. Cuando el creyente
anhela apoderarse de la excelencia de Cristo Jesús, su mente se capacita para
descubrir las glorias del mundo mejor. Únicamente con la ayuda del Maestro
divino podemos llegar a comprender las verdades de la Palabra de Dios. En la
escuela de Cristo, al ser abierta nuestra comprensión a los misterios de su
bondad, es como aprendemos a ser mansos y humildes de corazón.
El que inspiró la Palabra es el
verdadero expositor. Cristo ilustró sus enseñanzas llamando la atención de sus
oyentes a las lecciones sencillas de las leyes de la naturaleza y a los asuntos
que conocían bien, porque se relacionaban diariamente con ellos. De este modo
él condujo sus mentes del ámbito natural al espiritual.- Sabbath School Worker,
1º de diciembre de 1909. 110
AUDIO. https://youtube.com/playlist?list=PLvgp0opDuRFw6vQ5YVlIonyXAPELBB7Zt
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