domingo, 28 de febrero de 2021

01. “FRAGANCIA CELESTIAL” III. FRUCTÍFEROS EN EL ESPÍRITU.

No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca; que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, él os lo dé. (Juan 15: 16).

Para producir muchos frutos, hay que aprovechar al máximo todo privilegio y oportunidad para desarrollar una mente cada vez más espiritual. El que desea recibir diariamente la ayuda divina debe deponer toda vulgaridad, orgullo y mundanalidad. El que quiera crecer espiritualmente, con el poder del Espíritu Santo debe utilizar todos los recursos que el evangelio le proporciona para ganar en piedad e influencia. Es por medio de las invisibles agencias sobrenaturales como se produce el proceso de desarrollo desde la semilla hasta que el grano madura.

Antes de la traición y la crucifixión, Jesús consoló a sus discípulos con la promesa del Espíritu Santo; y en la doctrina acerca de este agente de influencia divina, qué riquezas les fueron reveladas, porque esta bendición traería en su estela todas las otras bendiciones. El Espíritu Santo imparte su aliento a los que humildemente confían en Cristo como el autor y el consumador de la fe, para que los frutos que produzcan sean para vida eterna. Habrá fragancia en su influencia, y el nombre de Jesús será música en los oídos, y melodía en su corazón.

Aunque no sean capaces de explicar el misterio de esta experiencia, los creyentes tendrán para otros sabor de vida que vivifica. Si las nubes los circundan saben que, al clamar al Señor, las tinieblas serán disipadas, y volverán el sosiego y el gozo al templo de su ser. Conocen lo que es tener la revelación del amor perdonador de Dios, una experiencia de paz que está más allá de toda comprensión, que inspira a alabar y, en agradecida adoración, a elevar todo el ser al que los amó y con su sangre los lavó del pecado. Tienen paz mediante Cristo Jesús y gozo en el Santo Espíritu. 

Al estar en Cristo permanecen abrazados al seno del amor infinito, que los llena de sumisión a su voluntad y les permite atesorar el cielo en sus corazones.  Cristianos con estas virtudes producirán muchos frutos para la gloria de Dios e interpretarán correctamente el carácter divino, cuyos atributos serán manifestados al mundo.  Signs of the Times, 3 de abril de 1893. 72 Recibiréis Poder (EGW).

   https://youtube.com/playlist?list=PLvgp0opDuRFzYVVGaNuoGWakuosL8KJOj

ENLACES RECIBIRÉIS PODER (EGW). II. TRANSFORMADOS POR EL ESPÍRITU.

01. “NACIDOS DE NUEVO”.

https://elevangeliodejesusiasd.blogspot.com/2020/03/01-nacidos-de-nuevo-ii-transformados.html

02. ELEGIDOS PARA LA SALVACIÓN.

 https://elevangeliodejesusiasd.blogspot.com/2020/03/02-elegidos-para-la-salvacion-ii.html

03. UN TEMPLO PARA EL ESPÍRITU.

https://elevangeliodejesusiasd.blogspot.com/2020/03/03-un-templo-para-el-espiritu-ii.html

04. PARTICIPANTES DE LA NATURALEZA DIVINA.

https://elevangeliodejesusiasd.blogspot.com/2020/03/04-participantes-de-la-naturaleza.html

05. ARCILLA EN MANOS DEL ALFARERO.

https://elevangeliodejesusiasd.blogspot.com/2020/03/05-arcilla-en-manos-del-alfarero-ii.html

06. HUESOS SECOS VIVIFICADOS.

https://elevangeliodejesusiasd.blogspot.com/2020/03/06-huesos-secos-vivificados-ii.html

07. FORTALECIMIENTO INTERIOR.

https://elevangeliodejesusiasd.blogspot.com/2020/03/07-fortalecimiento-interior-ii.html

08. RESTAURACIÓN DE LA IMAGEN DIVINA.

https://elevangeliodejesusiasd.blogspot.com/2020/03/08-restauracion-de-la-imagen-divina-ii.html

09. UN CORAZÓN NUEVO.

https://elevangeliodejesusiasd.blogspot.com/2020/03/09-un-corazon-nuevo-ii-transformados.html

10. SANTIFICACIÓN DE LOS LABIOS.

https://elevangeliodejesusiasd.blogspot.com/2020/03/10-santificacion-de-los-labios-ii.html

11. UNA MENTE RENOVADA.

 https://elevangeliodejesusiasd.blogspot.com/2020/03/11-una-mente-renovada-ii-transformados.html

12. CRUCIFIXIÓN DEL YO.

https://elevangeliodejesusiasd.blogspot.com/2020/03/12-crucifixion-del-yo-ii-transformados.html

13. TRANSFORMACIÓN DEL PENSAMIENTO.

https://elevangeliodejesusiasd.blogspot.com/2020/03/13-transformacion-del-pensamiento-ii.html

14. TRANSFORMACIÓN DE LOS GUSTOS.

https://elevangeliodejesusiasd.blogspot.com/2020/03/14-transformacion-de-los-gustos-ii.html

15. SOMETER AL TEMPERAMENTO.

https://elevangeliodejesusiasd.blogspot.com/2020/03/15-someter-al-temperamento-ii.html

16. ORGULLO QUEBRANTADO.

 https://elevangeliodejesusiasd.blogspot.com/2020/03/16-orgullo-quebrantado-ii-transformados.html

17. LIMPIANDO LA CASA.

https://elevangeliodejesusiasd.blogspot.com/2020/03/17-limpiando-la-casa-ii-transformados.html

18. UN CARÁCTER SEMEJANTE A CRISTO.

https://elevangeliodejesusiasd.blogspot.com/2020/04/18-un-caracter-semejante-cristo-ii.html

19. CON LA MENTE DE CRISTO.

https://elevangeliodejesusiasd.blogspot.com/2020/04/19-con-la-mente-de-cristo-ii.html

20. PERMANECER EN ÉL.

https://elevangeliodejesusiasd.blogspot.com/2020/06/20-permanecer-en-el-ii-transformados.html

21. CONTÉMPLALO A ÉL.

https://elevangeliodejesusiasd.blogspot.com/2021/02/21-contemplalo-el-ii-transformados-por.html

22. COMPLETOS EN ÉL.

https://elevangeliodejesusiasd.blogspot.com/2021/02/22-completos-en-el-ii-transformados-por_21.html

23. DESCANSO EN ÉL.

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24. HECHOS A SU IMAGEN.

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25. COOPERAR CON EL ESPÍRITU.

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26. LIBRE DE LA MALDIClÓN DEL PECADO.

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27. SANTIFICADOS, MAS NO SIN PECADO.

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28. CRECIMIENTO CONTINUO.

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29. VICTORIA PASO A PASO.

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AUDIO

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sábado, 27 de febrero de 2021

29. VICTORIA PASO A PASO. II. TRANSFORMADOS POR EL ESPÍRITU.

Así que, yo de esta manera corro, no como a la ventura; de esta manera peleo, no como quien golpea el aire, sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado. (1 Corintios 9: 26, 27).
Dios conduce a su pueblo paso a paso.  La vida cristiana  es una marcha y una batalla. En esta guerra no hay tregua. El esfuerzo debe ser constante y perseverante. Mediante la lucha persistente es como se obtiene la victoria sobre las tentaciones de Satanás. La integridad cristiana se logra buscándola con avidez y con irresistible energía, y se la mantiene en virtud de una definida resolución de propósitos...

El cristianismo tiene un tema que debe ser enseñado, una ciencia mucho más profunda, amplia y alta que todas las disciplinas humanas y más elevada que el cielo.  Dadas nuestras inclinaciones, si deseamos servir a Dios, primero la mente debe ser educada, adiestrada y disciplinada. 

 Hay tendencias al mal que tenemos que superar.  Algunas han sido heredadas y otras cultivadas.  Con frecuencia, hay que descartar la capacitación y la educación de toda una vida si uno desea aprender en la escuela de Cristo. El corazón debe ser educado para que esté firme en Dios.  Hay que cultivar hábitos de pensamiento que capaciten para resistir la tentación.  Tenemos que aprender a mirar hacia arriba.  Los principios de la Palabra de Dios -tan elevados como los cielos, y que abarcan la eternidad-, deben entenderse e incorporarse a nuestra vida.  Cada hecho, cada palabra y cada pensamiento tiene que estar en armonía con ellos.

Los preciosos dones del Espíritu Santo no se desarrollan en un momento. El valor, la fortaleza, la mansedumbre, la fe y la confianza inconmovible en el poder de Dios para salvar, se adquieren por la experiencia de los años. En virtud a una vida de esfuerzos santos y de una firme adhesión a los principios rectos, es como los hijos de Dios sellarán su destino. No tenemos tiempo que perder. No sabemos cuán pronto finalizará el tiempo de gracia. La eternidad se extiende delante de nosotros. El telón está a punto de levantarse. Cristo pronto volverá. Los ángeles de Dios están tratando de sustraernos de nosotros mismos y de las cosas terrenales.  No permitamos que trabajen en vano. Testimonies, t. 8, pp. 313, 314. 71 RP EGW

28. CRECIMIENTO CONTINUO. II. TRANSFORMADOS POR EL ESPÍRITU.


Más la senda de los justos es como la luz de la aurora, 
que va en aumento hasta que el día es perfecto. (Proverbios 4: 18).
A un costo infinito se hizo provisión para que podamos alcanzar la perfección del carácter cristiano. Los que han tenido el privilegio de escuchar la verdad, y, gracias al Espíritu Santo recibieron la impresión de aceptar las Escrituras como la voz de Dios, no tienen excusas por ser pigmeos en la vida religiosa. Mediante el ejercicio de las facultades que Dios nos ha dado, diariamente debemos aprender a recibir, sin interrupción, el poder y el fervor espirituales provistos para los verdaderos creyentes.  Si deseamos ser plantas crecidas en el huerto del Señor, en verdad necesitamos tener una constante provisión de vida espiritual.  Entonces, el desarrollo se producirá en la fe y el conocimiento de nuestro Señor Jesucristo.  
 
No existen términos medios para desentendernos de nuestra responsabilidad.  Con el fin de desarrollar un carácter religioso sólido, debemos mantener nuestro avance rumbo al cielo. La medida que recibamos del Espíritu Santo estará en proporción a la dimensión de nuestros deseos, a la fe ejercida por ellos, y al uso que hagamos de la luz y del conocimiento que se nos dio. El Espíritu Santo será impartido de acuerdo con la capacidad que cada uno desarrolle para recibirlo, y para darlo a conocer a otros.  
 
Cristo dijo: "Todo aquel que pide, recibe; y el que busca halla" (Luc. 11: 10). El que realmente busca la preciosa gracia de Cristo, estará seguro de no ser defraudado. La promesa la hizo Uno que no nos decepcionará.  No es una teoría o una máxima religiosa, sino un hecho, como lo es la ley del gobierno divino. Podemos estar seguros de recibir el Espíritu Santo, si individualmente tratamos de experimentarlo al someter a prueba la Palabra de Dios. El es verdad; su orden es perfecto. "El que busca, halla; y al que llama, se le abrirá" (Luc. 11: 10).  La luz y la verdad brillarán de acuerdo con nuestro deseo interior. ¡Oh, que todos seamos hambrientos y sedientos de su justicia, y que podamos ser saciados! Review and Herald, 5 de mayo de 1896. RP EGW  70
 

viernes, 26 de febrero de 2021

27. SANTIFICADOS, MAS NO SIN PECADO. II. TRANSFORMADOS POR EL ESPÍRITU.


Mas por él estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría, justificación, santificación y redención; para que, como está escrito: El que se gloría, gloríese en el Señor. 
(1 Corintios 1: 30, 31).
Necesitamos establecer la diferencia entre la santificación falsa y la genuina.  La santificación no es meramente profesar y enseñar la Palabra de Dios, sino vivir conforme a su voluntad.  Los que creen estar sin pecado, y hacen alarde de su santificación, desconocen el peligro en que se encuentran por confiar en sí mismos.  Se apoyan en la suposición de que habiendo experimentado una vez el divino poder de la santificación, están libres del riesgo de caer.  Creyendo ser ricos, y pensando que no necesitan nada, ignoran que son miserables, pobres, ciegos y desnudos.

Sin embargo, los que verdaderamente han sido santificados, tienen un concepto muy claro acerca de su debilidad.  Conscientes de su necesidad, acuden a la fuente de gracia y fortaleza que está en Cristo, el único en quien reside toda la plenitud y puede satisfacer sus necesidades.  Al ser conscientes de sus imperfecciones, buscan la manera de llegar a ser más semejantes a Jesús y de vivir en mayor armonía con los principios de su santa ley.  La permanente sensación de incapacidad los conduce a depender enteramente de Dios, quien les permite ejemplificar la obra del Espíritu.  Los tesoros del cielo están disponibles para atender las necesidades de todos los que interiormente sienten hambre y sed.  Los que experimentan esto tienen la certeza de que un día contemplarán las glorias de ese reino que la imaginación apenas ahora puede concebir.

Los que ya sintieron el poder santificador de Dios no deben caer en el peligroso error de pensar que están libres del pecado, que ya alcanzaron los niveles más elevados de la perfección, y que, por lo tanto, están fuera del alcance de la tentación.  La norma de todo creyente debería ser mantener un carácter puro y bondadoso como el de Cristo.  Día tras día podrá añadir nuevas bellezas, y reflejar al mundo más y cada vez más la imagen divina.
 Bible Echo, 21 de febrero de 1898. RP EGW 69

jueves, 25 de febrero de 2021

26. LIBRE DE LA MALDIClÓN DEL PECADO. II. TRANSFORMADOS POR EL ESPÍRITU.


Más ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, 
tenéis por vuestro fruto la santificación, y como fin, la vida eterna (Romanos 6: 22).
El Señor quiere que los suyos sean sanos en la fe: que no ignoren la gran salvación que les es ofrecida tan abundantemente. No han de mirar hacia adelante pensando que en algún tiempo futuro se hará una gran obra en favor suyo, pues es ahora cuando se la completa.  El creyente no es exhortado a que haga paz con Dios. Nunca lo ha hecho ni jamás podrá hacerlo.  Ha de aceptar a Cristo como su paz, pues con Cristo están Dios y la paz. Cristo dio fin al pecado llevando su pesada maldición en su propio cuerpo en el madero, y ha quitado la maldición de todos lo que creen en él como un Salvador personal.  Pone fin al poder dominante del pecado en el corazón, y la vida y el carácter del creyente testifican de la naturaleza genuina de la gracia de Cristo.

A los que le piden, Jesús les imparte el Espíritu Santo, pues es necesario que cada creyente sea liberado de la corrupción, así como de la maldición y condenación de la ley.  Mediante la obra del Espíritu Santo, la santificación de la verdad, el creyente llega a ser idóneo para los atrios del cielo, pues Cristo actúa dentro de él y la justicia de Cristo está sobre él.  Sin esto, ningún alma tendrá derecho al cielo.  No disfrutaríamos del cielo a menos que estuviésemos calificados para su santa atmósfera por la influencia del Espíritu y la justicia de Cristo.

A fin de ser candidatos para el cielo, debemos hacer frente a los requerimientos de la ley: "Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas, y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo" (Luc. 10: 27).  Sólo podremos hacer esto al aferrarnos por fe de la justicia de Cristo.  Contemplando a Jesús recibimos en el corazón un principio viviente y que se expande; el Espíritu Santo lleva a cabo la obra y el creyente progresa de gracia en gracia, de fortaleza en fortaleza, de carácter en carácter.  Se amolda a la imagen de Cristo hasta que en crecimiento espiritual alcanza la medida de la estatura plena de Cristo Jesús.  Así Cristo pone fin a la maldición del pecado y libera al alma creyente de su acción y afecto. Mensajes selectos, t. 1, pp. 462, 463. RP EGW

miércoles, 24 de febrero de 2021

25. COOPERAR CON EL ESPÍRITU. II. TRANSFORMADOS POR EL ESPÍRITU.

Por tanto, amados míos, como siempre habéis obedecido, no como en mi presencia solamente, sino mucho más ahora en mi ausencia, ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor. (Filipenses 2: 12).

"De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas" (2 Cor. 5: 17). Nada, a no ser el poder divino, puede regenerar el corazón humano e infundir al creyente el amor de Cristo a fin de que lo manifieste a otros por los cuales él también murió. El fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y templanza. Cuando Dios convierte a una persona le da nuevas inclinaciones por las cosas morales, y nuevas y poderosas motivaciones para que pueda apreciar lo mismo que Dios ama. Su vida queda asegurada por la dorada cadena de las inmutables promesas de Cristo. El amor, el regocijo, la paz y una gratitud inexpresable llenarán el ser entero; la expresión del que recibe estas bendiciones será: "Tu benignidad me ha engrandecido" (Sal. 18: 35).

Sin embargo, los que sin esfuerzo alguno de su parte esperan ver un cambio mágico en su carácter, sufrirán un chasco. Los que acuden a Cristo, mientras lo contemplen, no tienen razones para temer, ni tampoco motivos para poner en duda su capacidad de salvar hasta lo sumo. Constantemente deberíamos desconfiar de nuestra vieja naturaleza, que puede reconquistar la supremacía, si el enemigo logra hacernos caer en alguna trampa inventada para que volvamos a ser cautivos suyos. Debemos obrar nuestra propia salvación con temor y temblor, porque Dios es el que en nosotros produce así el querer como el hacer por su buena voluntad. Con nuestro poder limitado tenemos que llegar a ser tan santos en nuestra esfera como Dios lo es en la suya.

Según nuestras capacidades, debemos dar a conocer la verdad, el amor y la excelencia del carácter divino. Así como la cera recibe la impresión del sello, el creyente debe registrar la impronta del Espíritu de Dios para retener la imagen de Cristo. Diariamente debemos crecer en amor espiritual. En nuestros esfuerzos por copiar el Modelo divino podremos tener fracasos frecuentes, y quizá muchas veces tengamos que inclinarnos para llorar a los pies de Cristo a causa de nuestros negligencias y errores. Pero no debemos desanimarnos; necesitamos orar con mayor fervor, creer más, y volver a probar en forma más resuelta con el propósito de poder crecer a la semejanza de nuestro Señor.- Signs of the Times, 26 de diciembre de 1892. 67

martes, 23 de febrero de 2021

24. HECHOS A SU IMAGEN. II. TRANSFORMADOS POR EL ESPÍRITU.

Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor. (2 Corintios 3: 18).

En su glorificada humanidad Jesús ascendió al cielo para interceder en favor de los agobiados por el pecado y por los que padecen luchas interiores. "Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia" (Heb. 4: 15, 16).

Continuamente deberíamos estar mirando a Jesús, el Autor y el Consumador de la fe. Al contemplarlo seremos transformados a su imagen, y nuestro carácter llegará a ser semejante al suyo. Deberíamos regocijarnos de que el juicio haya sido dado al Hijo, quien, gracias a su humanidad, pudo familiarizarse con todas las dificultades que acosan al ser humano.  

En la medida que aprendamos en la escuela de Cristo, y al ir asimilando su espíritu y su mente, seremos santificados y llegaremos a ser partícipes de la naturaleza divina. "Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor" (2 Cor. 3:18). Es imposible que uno cambie como resultado de sus propias facultades y esfuerzo. Sólo por el Consolador. el Espíritu Santo, que Jesús prometió enviar al mundo, puede producirse la transformación del carácter a la imagen de Cristo; y al lograrse este cambio, como en un espejo reflejaremos la gloria del Señor.

La persona que observa el carácter del que contempla a Jesús ve la misma semejanza como si estuviera viéndolo a él en un espejo. ímperceptiblemente para nosotros, nuestra manera de ser y actuar diariamente es transformada a la imagen del amoroso carácter de Cristo. De este modo es como crecemos en Jesús e inconscientemente reflejamos su carácter. Los cristianos profesos se mantienen muy cerca de los niveles más bajos de la tierra. Sus ojos están acostumbrados a mirar sólo cosas comunes, y sus mentes a reflexionar en lo que los ojos se habitúan a contemplar. Generalmente su experiencia religiosa es superficial e insatisfactoria, y sus palabras son livianas y sin valor. ¿Cómo pueden en esas condiciones reflejar la imagen de Cristo? ¿Cómo podrán difundir los brillantes rayos del Sol de Justicia en los lugares oscuros de la tierra? Ser cristiano es ser semejante a Cristo. Review and Herald, 28 de abril de 1891. 66


lunes, 22 de febrero de 2021

23. DESCANSO EN ÉL. II. TRANSFORMADOS POR EL ESPÍRITU.

Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas. (Mateo 11: 29). 
Mientras usted anduvo con mansedumbre y humildad de corazón, prosiguió la tarea que sólo Dios podría realizar en su ser. Obró en su espíritu tanto el querer como el hacer por su buena voluntad. El mayor placer reside en permanecer en Cristo y descansar en su amor. No permita que nada le robe la paz interior, la tranquilidad y la certeza de que ahora mismo usted es aceptado. Aférrese de cada promesa, todas le pertenecen si cumple con las condiciones que el Señor estableció. Someter completamente a Jesús todos sus caminos, es muy sabio; seguir la senda del Señor es el secreto del perfecto descanso en su amor. 

Darle la vida significa mucho más de lo que podemos imaginar. Debemos aprender de su mansedumbre y humildad antes de que podamos darnos cuenta de lo que significa el cumplimiento de la promesa: "Y hallaréis descanso para vuestras almas" (Mat. 11: 29). Como resultado de haber aprendido los hábitos de Jesús, su humildad y su docilidad, cuando se toma el yugo, el yo es transformado y nace entonces la deseo de saber más. No existe nadie que no tenga mucho que aprender. Todos deben ser enseñados por el Maestro. 

 Cuando el creyente se entrega en las manos del Señor, cada obstáculo del carácter heredado o cultivado es eliminado. Así es como llega a ser participante de la naturaleza divina. Sólo cuando muere el yo, Cristo puede vivir en el agente humano. El creyente habita en Cristo, y Jesús en él. 

Cristo desea que todos lleguen a ser estudiantes suyos. Dice: "Acepta mis enseñanzas; rinde a mí todo tu ser. No voy a anularte, sino que quiero desarrollar tu carácter para que estés en condiciones de recibir el pase del nivel primario a una escuela superior. Somete a mí todas tus cosas. Deja que mi vida, mi paciencia, mi resignación, mi clemencia, mi mansedumbre y mi docilidad puedan ser reproducidas en tu carácter como resultado de habitar en mí y yo en ti. Entonces no sólo recibirás las promesas, sino que también "hallaréis descanso para vuestras almas" (Mat. 11: 29). Bible Training School, 1º de agosto de 1903. 65 RPEGW

domingo, 21 de febrero de 2021

22. COMPLETOS EN ÉL. II. TRANSFORMADOS POR EL ESPÍRITU.


Y vosotros estáis completos en él, que es la cabeza de todo principado y potestad. (Colosenses 2: 10). 
Usted no podrá entrar al cielo con ninguna deformidad o imperfección de carácter. Durante el período de prueba de la vida debe recibir la preparación necesaria. Si desea tener acceso a las moradas de la justicia cuando Cristo venga, ahora debe ser objeto de la obra profunda del Espíritu Santo que se hace visible en la experiencia personal. Esto lo hará completo en Cristo, quien es la plenitud de la Divinidad corporalmente.  

En virtud del poder de la justicia de Cristo, podemos abandonar toda iniquidad. Debe haber una conexión viviente entre la criatura y su Redentor. El canal de comunicación entre ambos tiene que permanecer continuamente abierto, para que el ser humano pueda crecer en la gracia y el conocimiento de su Señor. Sin embargo, cuántos no oran. Sienten que están bajo los efectos de la condenación del pecado, y siguen pensando que no pueden acercarse a Dios, a menos que logren conseguir algún mérito o que él se olvide de sus transgresiones. Dicen: "Como no puedo presentarle manos santas, sin  iras ni dudas, todavía no puedo ir". De este modo permanecen alejados de Cristo, y, mientras piensan así, están pecando, puesto que sin él nada bueno podemos hacer. 

El que comete un pecado, inmediatamente debería correr al trono de la gracia para confesarlo a Jesús. Al mismo tiempo, debería llenarse de tristeza, porque el pecado debilita la espiritualidad, aflige a los ángeles celestiales, y lastima y hiere el amante corazón del Redentor.   Pero cuando con contrición le pida perdón, crea que él ya lo perdonó.   No ponga en duda la gracia divina, ni rehuya el bálsamo de su amor infinito.

Si un hijo desobedece y realiza algo condenable en contra suya, y luego con tristeza de corazón viene a pedirle perdón, usted sabe perfectamente bien lo que haría. Seguramente lo acercaría a su pecho para garantizarle que su amor no ha cambiado, y que la transgresión está perdonada. 

¿Será que usted es más misericordioso que nuestro Padre que está en los cielos, que dio "a su Hijo unigénito para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna" (Juan 3: 16)?  Usted debería ir a Dios del mismo modo como una criatura acude a sus padres. Pídale perdón a Dios por sus errores, y ore para que por su gracia pueda superar todos sus defectos de carácter. Bible Echo, 1º de febrero de 1892. 64 RPEGW

sábado, 20 de febrero de 2021

21. CONTÉMPLALO A ÉL. II. TRANSFORMADOS POR EL ESPÍRITU.


Mirad a mí, y sed salvos, todos los términos de la tierra, porque yo soy Dios, y no hay más. (Isaías 45: 22). 
Con el propósito de cumplir con las exigencias de la ley, la fe debe aferrarse de la justicia de Cristo aceptándola como nuestra justificación. Gracias a la unión con Jesús, por fe, y mediante la aceptación de su justicia, podemos ser calificados para el servicio de Dios, y coparticipar en la obra del Señor. A fin de darle a la justicia eterna el lugar que le corresponde, usted manifestará que no tiene fe si está dispuesto a dejarse arrastrar por las corrientes pecaminosas, y si no quiere cooperar con las agencias celestiales a fin de refrenar la transgresión en su familia o en la iglesia. La fe obra por amor y purifica al ser entero. Por intermedio de la fe, el Espíritu Santo actúa en el interior del corazón para santificarlo; sin embargo, es imposible que pueda cumplir con su ministerio si el agente humano no está dispuesto a obrar con Cristo. Únicamente la obra del Espíritu Santo en el corazón nos preparará para el cielo. 

 Si deseamos tener acceso al Padre, la justicia de Cristo debe ser nuestra credencial. Para que podamos obtenerla y ser partícipes de la naturaleza divina, diariamente necesitamos ser transformados por la influencia del Espíritu Santo, cuya misión es elevar el gusto y santificar el corazón a fin de que todo el ser sea ennoblecido. Desde tu interior mira a Jesús. "He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo" (Juan 1: 29). 

 Nadie está obligado a mirar a Cristo; sin embargo, la voz que invita con gran súplica dice: "Mira y vive". 
Si contemplamos a Cristo, descubriremos que ese amor no tiene igual, un amor que estuvo dispuesto a tomar el lugar de los pecadores para imputarnos su justicia inmaculada. Cuando el transgresor sabe que por causa de la maldición del pecado el Salvador murió por él, al reflexionar en ese acto piadoso, el amor despierta en su corazón. 
 El pecador ama a Cristo, porque Cristo lo amó primero. 

 La esencia de la ley es el amor. La persona que se arrepiente sabe que Dios "es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad" (1 Juan 1:9). El Espíritu de Dios obra en el corazón del creyente con el fin de capacitarlo para que haga avances de un nivel de obediencia a otro más alto, de una fortaleza a otra más fuerte, y para que ascienda de gracia en gracia en Cristo Jesús. Review and Herald, 1º de noviembre de 1892. 63 RP EGW

23. “LA CONVERSIÓN CREA NUEVOS INTERESES”

En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos. Efesios 4:22. Dios ...