Por tanto, tomad toda
la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo
acabado todo, estar firmes. Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la
verdad, y vestidos con la coraza de justicia, y calzados los pies con el apresto
del evangelio de la paz. Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis
apagar todos los dardos de fuego del maligno. Y tomad el yelmo de la salvación,
y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios. (Efesios 6:13-17).
Los soldados comprometidos en batalla tienen que afrontar dificultades y privaciones. Se les da alimento común, y eso a menudo en cantidad limitada. Día tras día tienen largas marchas sobre caminos ásperos y bajo el sol ardiente, acampando al aire libre por las noches, durmiendo sobre el suelo con sólo el pabellón del cielo por cubierta, y expuestos a las lluvias torrenciales y a las duras heladas, hambrientos, débiles, exhaustos, ya como blanco del enemigo, ya en mortal combate. Así aprenden lo que son las privaciones.
Los que se alistan en el
ejército de Cristo también deben afrontar un trabajo difícil, y con paciencia
soportar dolorosas pruebas por amor de Cristo. Pero los que sufren con él
también reinarán con él.
Entonces, ¿Quién de nosotros ha entrado al servicio esperando las comodidades de la vida, estar de licencia cuando lo desea, dejar a un lado la armadura de soldado para ponerse ropas de civil, dormir en el puesto del deber y exponer así la causa de Dios al vituperio?
Los que gustan de la vida fácil no practicarán el renunciamiento
propio ni el sufrimiento paciente; y cuando se necesiten hombres que intenten
ataques poderosos en favor de Dios, no estarán listos para responder:
"Heme aquí, envíame a mí". Debe hacerse un trabajo duro y penoso,
pero benditos son los que están listos para hacerlo cuando los llamen por sus
nombres. Dios no recompensará a los hombres ni a las mujeres en el mundo del
futuro si en éste buscan la comodidad.
Estamos ahora en el campo de batalla. No hay tiempo para descansar, no hay tiempo para la comodidad; deben salir conquistando y para conquistar, y reuniendo fuerzas renovadas para enfrentar nuevas luchas. Cada victoria ganada aumenta el valor, la fe y la determinación. Para sus enemigos, demostrarán ser más que contrincantes mediante la fortaleza divina.
Signs of the Times, 7 de setiembre
de 1891. 348
AUDIO: https://youtube.com/playlist?list=PLvgp0opDuRFxYxSediZEkmM9O7h0NazSc
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