Velad, pues, en todo
tiempo orando que seáis tenidos por dignos de escapar de todas estas cosas que
vendrán, y de estar en pie delante del Hijo del Hombre. (Lucas 21:36).
Los profesos creyentes
que lleguen al tiempo de angustia sin preparación, en su desesperación
confesarán sus pecados ante el mundo con palabras de ardiente angustia,
mientras los malvados se regocijarán por ello. El caso de los tales será
desesperado. Cuando Cristo se levante y deje el lugar santísimo comenzará el
tiempo de angustia; el caso de cada persona estará decidido, y no habrá sangre
expiatoria para limpiarlos del pecado y la contaminación. Cuando Jesús deje el
lugar santísimo, con autoridad real y en un tono decidido dirá: "El que es
injusto, sea injusto todavía; y el que es inmundo, sea inmundo todavía; y el
que es justo, practique la justicia todavía; y el que es santo, santifíquese
todavía. He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a
cada uno según sea su obra" (Apoc. 22:11,12).
Los que demoraron su
preparación para el día de Dios, no podrán obtenerla en el tiempo de angustia,
o en ningún período futuro. Los justos no cesarán sus fervorosos y agonizantes
clamores por liberación. No podrán recordar ningún pecado particular, pero en
toda su vida podrán ver algo de bueno. Sus pecados han ido al juicio, y se ha
registrado frente a ellos el perdón. Sus faltas han sido llevadas al país del
olvido, y no pueden ser traídas a la memoria. Los amenaza destrucción segura,
pero, como Jacob, no permitirán que su fe se debilite, aunque sus oraciones no sean
contestadas de inmediato. Sufrirán los tormentos del hambre, pero no cesarán en
sus intercesiones. Se aferrarán del poder de Dios, como Jacob del ángel, y el
lenguaje de su alma será: "No te dejaré, si no me bendices" (Gén. 32:26).
Ese período de angustia y aflicción requerirá un esfuerzo de fervor y de fe decidida que pueda soportar la demora y el hambre, y que no caerá por la debilidad, aunque sea severamente probada. El tiempo de gracia es el período concedido a todos para prepararse para el día de Dios.
Signs of the Times, 27 de noviembre de 1879. 346
AUDIO: https://youtube.com/playlist?list=PLvgp0opDuRFwjWa2SHI3SNHhSGZU_y_aG
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