Y oí otra voz del
cielo, que decía: Salid de ella, pueblo mío, para que no seáis partícipes de
sus pecados, ni recibáis parte de sus plagas. (Apocalipsis 18:4).
A pesar del decaimiento
general de la fe y de la piedad, hay en esas iglesias verdaderos discípulos de
Cristo. Antes que los juicios de Dios caigan finalmente sobre la tierra, habrá
entre el pueblo del Señor un avivamiento de la piedad primitiva, cual no se ha
visto nunca desde los tiempos apostólicos. El Espíritu y el poder de Dios serán
derramados sobre sus hijos. Entonces muchos se separarán de esas iglesias en
las cuales el amor de este mundo ha suplantado al amor de Dios y de su Palabra.
Muchos, tanto ministros como laicos, aceptarán gustosamente esas grandes
verdades que Dios ha hecho proclamar en este tiempo a fin de preparar un pueblo
para la segunda venida del Señor.
El enemigo desea
impedir esta obra, y antes que llegue el tiempo para que se produzca tal
movimiento, tratará de evitarlo introduciendo una falsa imitación. Hará
aparecer como que la bendición especial de Dios es derramada sobre las iglesias
que pueda colocar bajo su poder seductor; allí se manifestará lo que se
considerará como un gran interés por lo religioso. Multitudes se alegrarán de
que Dios esté obrando maravillosamente en su favor, cuando, en realidad, la obra
provendrá de otro espíritu. Bajo un disfraz religioso, Satanás tratará de
extender su influencia sobre el mundo cristiano.
En muchos de los despertamientos religiosos que se han producido durante el último medio siglo, se han dejado sentir, en mayor o menor grado, las mismas influencias que se ejercerán en los movimientos venideros más extensos. Hay una agitación emotiva, mezcla de lo verdadero con lo falso, muy apropiada para extraviar a uno. No obstante, nadie necesita ser seducido. A la luz de la Palabra de Dios no es difícil determinar la naturaleza de estos movimientos.
El gran conflicto, pp.
517, 518. 344
AUDIO: https://youtube.com/playlist?list=PLvgp0opDuRFwjWa2SHI3SNHhSGZU_y_aG
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