¿Y qué más digo? Porque el tiempo me faltaría contando de Gedeón, de Barac, de Sansón, de
Jefté, de David, así como de Samuel y de los profetas; que por fe conquistaron
reinos, hicieron justicia, alcanzaron promesas, taparon bocas de leones,
apagaron fuegos impetuosos, evitaron filo de espada, sacaron fuerzas de
debilidad, se hicieron fuertes en batallas, pusieron en fuga ejércitos
extranjeros. (Hebreos 11:32-34).
La fe significa confiar en Dios, creer que nos ama y
sabe mejor qué es lo que nos conviene. Por eso nos induce a escoger su camino
en lugar del nuestro. En vez de nuestra
ignorancia, acepta su sabiduría; en vez de nuestra debilidad, su fuerza; en vez
de nuestra pecaminosidad, su justicia. Nuestra vida, nosotros mismos, ya somos suyos; la fe reconoce su derecho
de propiedad, y acepta su bendición. La verdad, la justicia y la pureza han
sido señaladas como los secretos del éxito en la vida. Es la fe la que nos pone
en posesión de estos principios.
Todo buen impulso o aspiración es un don de Dios; la fe recibe de Dios la única vida que puede producir desarrollo y eficiencia verdaderos. Se debería explicar claramente cómo se puede ejercer fe. Toda promesa de Dios tiene ciertas condiciones. Si estamos dispuestos a hacer su voluntad, toda su fuerza nos pertenece. Cualquier don que nos prometa se encuentra en la promesa misma. "La semilla es la palabra de Dios" (Luc. 8:11). Tan ciertamente como se encuentra la semilla del roble en la bellota, se encuentra el don de Dios en su promesa. Si recibimos la promesa, recibimos el don.
La fe que nos capacita para recibir los dones de Dios,
es en sí misma un don del cual se imparte una porción a cada ser humano. Aumenta a medida que se la usa para asimilar
la Palabra de Dios. A fin de fortalecer la fe debemos ponerla a menudo en
contacto con la Palabra.
Al estudiar la Biblia, el estudiante debería ser
inducido a ver el poder de la Palabra de Dios. En ocasión de la creación,
"él dijo, y fue hecho; él mandó, y existió". El "llama las cosas
que no son, como si fuesen" (Sal. 33:9; Rom. 4:17), porque cuando las
llama, entonces existen.- La educación, pp. 253, 254. 199
AUDIO: https://youtube.com/playlist?list=PLvgp0opDuRFxTJtmQ8X5_wYad_Ob2DbUh
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