Lo que hemos visto y oíd, eso os anunciamos, para que
también vosotros tengáis comunión con nosotros; y nuestra comunión
verdaderamente es con el Padre, y con su Hijo Jesucristo. (1 Juan 1:3).
La obra que comenzó en forma débil y obscura continuó
aumentando y fortaleciéndose. Casas editoras y misiones establecidas en muchos
países dan fe de su crecimiento. En lugar de la edición de nuestro primer
periódico, que llevamos a la oficina de correos en una valija, ahora
mensualmente publicamos y enviamos muchos cientos de miles de ejemplares de
nuestros periódicos. La mano de Dios ha estado con esta obra para prosperarla y
edificarla.
Mi experiencia posterior abarca la historia de muchas
de las empresas que han surgido entre nosotros, y con las cuales la obra de mi
vida ha estado estrechamente vinculada. Para la edificación de estas
instituciones, mi esposo y yo trabajamos con la pluma y con la voz. Pretender
registrar, aun en forma breve, las experiencias de estos ocupados y activos
años, excedería muchísimo los límites de este bosquejo. Los esfuerzos de
Satanás para impedir la obra y para destruir a los obreros no han cesado; pero
Dios ha tenido cuidado de sus siervos y de su obra.
Como he participado en cada paso del avance hasta
nuestra condición presente, al repasar la historia que vivimos puedo decir:
"¡Alabado sea Dios!" Al ver lo que el Señor ha hecho, me lleno de
admiración y de confianza en Cristo como director. No tenemos nada que temer
del futuro, a menos que olvidemos la manera en que el Señor nos ha conducido, y
lo que nos ha enseñado en nuestra historia pasada.
Somos deudores a Dios de usar toda ventaja que nos ha
confiado para hermosear la verdad con la santidad de carácter, y para enviar el
mensaje de advertencia, de consuelo, de esperanza y amor, a los que están en
las tinieblas del error y del pecado.- NB/EGW, p. 216.
AUDIO: https://youtube.com/playlist?list=PLvgp0opDuRFwF2oAwyF6oFThjHY5BWOTg
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